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4.11. Testimonios de Judíos del primer siglo

Filón de Alejandría (murió por el año 42 DC) era un filósofo judío que escribió en el tiempo de Cristo. Sus obras contienen citas de 16 de los 24 libros de la Biblia hebrea. Puede ser accidental que sus escritos no contengan citas de Ezequiel, Daniel y las Crónicas y otros cinco libros pequeños.

El historiador Josefo, escribiendo por el año 90 DC, hizo una declaración importante acerca del canon, en su obra Contra Apión:

“No poseemos miríadas de libros inconsecuentes que antagonizan unos con otros. Nuestros libros, los que están justamente acreditados, no son sino veintidós y contienen el registro de todo el tiempo. “De entre ellos cinco son de Moisés, y contienen las leyes y la narración de lo acontecido desde el origen del género humano hasta la muerte de Moisés. Este espacio de tiempo abarca casi tres mil años. Desde Moisés hasta la muerte de Artajerjes, que reinó entre los persas después de Jerjes, los profetas que sucedieron a Moisés reunieron en trece libros lo que aconteció en su época. Los cuatro restantes ofrecen himnos en alabanza de Dios y preceptos utilísimos a los hombres” (Josefo, Contra Apión, i. 8 [en Obras Completas de Flavio Josefo, ed. Acervo Cultural, Buenos Aires, 1961, tomo V, pág. 15] ).

Necesita una explicación la declaración de Josefo referente a que la Biblia de los judíos contenía 22 libros, porque se sabe que había realmente 24 libros en la Biblia hebrea antes de él y en su tiempo. Su división de 5 “libros de Moisés”, 13 libros de “profetas” y 4 libros de “himnos a Dios y preceptos para la conducta de la vida humana”, sigue más de cerca el orden de la Septuaginta que el de la Biblia hebrea; proceder comprensible puesto que escribió para lectores que hablaban griego.

Pero la base de su declaración -que la Biblia hebrea tenía 22 libros- se debió probablemente a una práctica hebrea que surgió entre algunos que procuraban ajustar el número de libros de las Escrituras de acuerdo con el número de las letras del alfabeto hebreo. Probablemente Josefo computó a Rut junto con jueces, y Lamentaciones junto con Jeremías, o posiblemente dejó afuera dos de los libros que pueden haberle parecido de poca importancia.

Otro autor judío de ese tiempo, que escribió la obra espuria llamada 4 Esdras (el 2 Esdras de los apócrifos), es el primer testigo que indica claramente que el número de libros de la Biblia hebrea era 24.

Hacia el fin del siglo I o comienzos del II, se celebró un concilio de eruditos judíos en Jamnia, al sur de Jaffa, en Palestina. Ese concilio fue presidido por Gamaliel II, junto con el rabí Akiba, el erudito judío más influyente de ese tiempo, y que fue el espíritu rector de la asamblea.

Puesto que algunos judíos consideraban ciertos libros apócrifos como de igual valor que los libros canónicos del Antiguo Testamento, los judíos querían colocar su sello oficial sobre un canon que había existido inmutable por un largo tiempo y que -así lo sentían- necesitaba ser resguardado contra posibles adiciones.

Por lo tanto, este concilio no estableció el canon del Antiguo Testamento sino sólo confirmó una posición sostenida durante siglos en cuanto a los libros de la Biblia hebrea. Con todo, es cierto que, en algunos sectores, fue cuestionada la canonicidad del Eclesiastés, Cantares, Proverbios y Ester. Pero el mencionado rabí Akiba eliminó las dudas con su autoridad y elocuencia, y esos libros mantuvieron su lugar en el canon hebreo.

1.01. El idioma hebreo antiguo

La mayor parte del Antiguo Testamento se escribió en hebreo, generalmente llamado hebreo antiguo para distinguirlo del hebreo mishnaico y del hebreo moderno.

El hebreo mishnaico corresponde con la era cristiana. Es un idioma restaurado artificialmente, usado por los rabinos en sus obras eruditas y que ahora se emplea como idioma oficial del Estado de Israel.

La expresión idioma "hebreo" que se encuentra por primera vez en el prólogo del libro apócrifo del Eclesiástico (escrito en el año 132 AC), también es usada por el historiador judío Josefo en el siglo I de la era cristiana y aparece posteriormente en los escritos rabínicos.

La expresión "lengua hebrea", empleada por Lucas, se refiere al arameo y no al hebreo:

"Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea,... " (Hechos 21: 40).

"Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón" (Hechos 26: 14)

El arameo era el idioma común hablado en los tiempos del Nuevo Testamento.

Las expresiones bíblicas usadas para el idioma hablado por los israelitas del Antiguo Testamento son:

1. Lengua de Canaán
"En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová de los ejércitos; una será llamada la ciudad de Herez" (Isaías 19: 18).

2. Lengua de Judá
"Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces: Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del pueblo que está sobre el muro.Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria". (2 Reyes 18: 26, 28).

3. Judaico
"Y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo" (Nehemías 13: 24).

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