57.04. YHWH

El título divino más común en el Antiguo Testamento (6.521 veces) es la palabra sagrada YHWH (que algunas veces se translitera JHVH), llamada Tetragrámaton, es decir, "cuatro letras", refiriéndose a las cuatro consonantes que la componen. (En el hebreo antiguo se escribían solamente las consonantes de las palabras).

YHWH aparece en la RV-1960 como "Jehová". Los judíos consideraban tan sagrado el título YHWH que ni al leer las Escrituras lo pronunciaban, a fin de no profanar, ni siquiera involuntariamente, el nombre del Señor ("Y el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará; así el extranjero como el natural, si blasfemare el Nombre, que muera." Lev. 24: 16). Decían en su lugar la palabra 'Adonai. En consecuencia, se perdió la verdadera pronunciación de YHWH. Se piensa, sin embargo que pudo haber sido Yahweh.

Unos pocos siglos después de Cristo, ciertos eruditos judíos, llamados masoretas, añadieron vocales al hebreo escrito a fin de preservar el conocimiento del idioma hablado. En ese tiempo añadieron a las consonantes YHWH las vocales de la palabra 'Adonai. Esto dio lugar a que la palabra se leyera literalmente Yehowah, transliterada en castellano como "Jehová".

Al no conocer cuál era el sonido vocálico original de YHWH, los masoretas se propusieron entonces llamar la atención al hecho de que la palabra debía leerse 'Adonai. Por eso un lector judío bien informado, al encontrarse con la palabra Yahweh, leía 'Adonai.

Los primeros traductores cristianos ignoraban esto, y simplemente transliteraron la palabra Yehowah, de donde tenemos la palabra "Jehová". Para evitar este problema, y siguiendo la tradición judía, en otros idiomas se usa el equivalente de "Señor". La RV - 1960 usa sistemáticamente la transliteración "Jehová".

Ha habido grandes diferencias de opinión entre los eruditos con respecto al origen, la pronunciación y el significado de la palabra YHWH. Posiblemente YHWH sea una forma del verbo hebreo "ser", y en este caso significaría "el que es", "el que existe por sí mismo". Algunos eruditos afirman que la forma verbal en este caso podría ser causativa, y que por lo tanto significaría "el que causa el ser"; o que interpretada mediante la frase 'Ehyeh 'asher 'ehyeh (Éxodo 3: 14), significaría "el que es o será", es decir, "el eterno".

Según esto, el título de Señor o Jehová comprende los atributos de la autoexistencia y la eternidad. Jehová es el Dios viviente, la Fuente de vida, en contraste con los dioses de los paganos que no tienen existencia aparte de la imaginación de sus adoradores (ver 1 Reyes 18: 20-39; Isaías 41: 23-29; 44: 6-20; Jeremías 10: 10, 14; 1 Corintios 8: 4).

Este nombre le fue revelado a Moisés en el monte Horeb (Éxodo 3: 14). Es el santo nombre del Dios que guarda su pacto, que ha hecho provisión para la salvación de sus hijos. Al igual que los otros títulos divinos, representa en hebreo el carácter divino de su relación personal con su pueblo.

Una profunda sensación de reverencia ante el sagrado carácter de los nombres de Dios se unía al vivo anhelo de los escribas de mostrar respeto por esos nombres. Bajo estas influencias, tomaban precauciones especiales para copiar fielmente los nombres divinos. Se detenían un momento antes de escribir las letras sagradas. Y el nombre que era considerado por sobre todos los otros como nombre personal de Dios, era Yehowah.

La expresión "palabra de Jehová" es muy común en el Antiguo Testamento. Se la encuentra en Génesis 15: 1, en un capítulo donde el nombre 'Elohim no aparece.

Jehová es el nombre del pacto. Es el nombre bajo el cual Dios se acercaba a los hombres para comunicarse con ellos (ver Génesis 18: 1, 2; 28: 13-17; Éxodo 33: 9-11; 34: 6, 7).

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