EL DIOS QUE YO CONOZCO

62.02. Instrumentos de percusión - Címbalos

La palabra "címbalos", viene del griego κυμβαλον [kumbalon] , vocablo que usa la LXX para traducir las palabras hebreas tseltselim, que aparece tres veces en el AT, y metsiltáyim, que se usa 13 veces en Crónicas, Esdras y Nehemías.

Ambos vocablos vienen del verbo tsalal, "batir", "golpear", "retiñir", "sonar". El verbo en sí es onomatopéyico y sugiere el sonido producido por el instrumento. En Salmo 150: 5 se distingue entre "címbalos resonantes" y "címbalos de júbilo". La palabra hebrea que acompaña en el primer caso es shema, que significa "son", "sonido", mientras que la segunda es teru'ah, que significa "grito", "alarma". De esto se deduce que el "címbalo resonante" sería más suave que "el címbalo de júbilo".

Se ha pensado que al golpear los címbalos uno contra otro con movimiento horizontal se produciría un sonido más suave que al tocarlos con movimiento vertical. Los címbalos resonantes se tocaban con un movimiento horizontal, lo que daba un sonido más "claro" y suave.

Como ya se mencionó, en las excavaciones arqueológicas de Palestina se han encontrado dos pares de címbalos. Los que se hallaron en Tell Abu Hawam son de bronce y tienen un diámetro de unos 10 cm. En el centro tienen orificios por los cuales, sin duda, pasaba alguna correa que se anudaba en el interior del címbalo.

No se mencionan los címbalos en la Biblia antes del tiempo de David. Aunque se conocieron en el valle de Mesopotamia parecen no haberse conocido en el antiguo Egipto hasta la era cristiana. Según la Biblia, su uso se limitaba a las ceremonias religiosas. Figuran en la orquesta de David que actuó cuando se llevó el arca a Jerusalén (2 Samuel 6: 5), y con frecuencia en relación con la música del templo (2 Crónicas 5: 12; 29: 25; Esdras 3: 10; Nehemías 12: 27; etc.).


Asirio con címbalos:

62.01. Instrumentos de percusión - Tambor

La palabra tambor no aparece en el Antiguo Testamento. Sin embargo la palabra hebrea תף [toph], que está 17 veces en el hebreo y que la RVR traduce como "pandero", "tamboril" y "tamborín", representa en verdad un tamborcito de mano.

Sachs dice que "ese tambor estaba hecho de un aro de madera y muy probablemente de dos cueros, sin ningún tipo de sonajero o cascabel, ni se usaban baquetas para tocarlo".¹

En el Talmud se afirma que los cueros eran de carnero o de cabras silvestres. Era un instrumento tocado mayormente por las mujeres, pero en algunas ocasiones también era tocado por hombres. Se lo golpeaba con las manos y el sonido debe haber sido similar al de cualquiera de los tambores pequeños que hoy se tocan con la mano. Se lo usaba para acompañar el canto y la danza, y para acentuar el ritmo.

Al parecer, se lo usaba sólo en ocasiones festivas, según lo indican los siguientes pasajes bíblicos donde se lo menciona:

Según Labán ese instrumento se usaba en su casa en ocasiones de alegría: "¿Por qué te escondiste para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa?" (Génesis 31: 27).

María lo tocó para acompañar su canto después que los hijos de Israel fueron liberados de los egipcios en el mar Rojo: "Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas" (Éxodo 15: 20).

La hija de Jefté salió "pandero" en mano para recibir a su padre que volvía victorioso de la guerra: "Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo ni hija" (Jueces 11: 34).

Tocaban este instrumento los profetas con quienes se encontró Saúl después de haber sido ungido como rey, y a los cuales se unió: "Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando" (1 Samuel 10: 5).

También lo usaron las jóvenes que salieron al encuentro de Saúl y David en ocasión de su victorioso retorno de la batalla contra los filisteos "Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumentos de música" (1 Samuel 18: 6).

Había tambores de mano en la orquesta que David organizó para acompañar el traslado del arca desde Quiriat-jearim hasta Jerusalén "Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos" (2 Samuel 6: 5).

El salmista insta a sus lectores a usar este instrumento para alabar al Señor:

"Alaben su nombre con danza;
Con pandero y arpa a él canten" (Salmo 149: 3;

"Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas" (Salmo 150: 4).

Representación egipcia del uso del tof:

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¹ Curt Sachs, The History of Musical Instruments, pág. 108 (New York: W. W. Norton y Cía., Inc., 1940)

62.00. Instrumentos Musicales de los Antiguos Hebreos - Introducción

"Alabad a Dios en su santuario;
Alabadle en la magnificencia de su firmamento.
Alabadle por sus proezas;
Alabadle conforme a la muchedumbre de su grandeza.
Alabadle a son de bocina;
Alabadle con salterio y arpa.
Alabadle con pandero y danza;
Alabadle con cuerdas y flautas.
Alabadle con címbalos resonantes;
Alabadle con címbalos de júbilo.
Todo lo que respira alabe a JAH.
Aleluya. (Salmo 150, RV-1960).

La música ocupaba un lugar prominente en la vida religiosa de los antiguos hebreos. Usaban gran variedad de instrumentos musicales, entre ellos algunos tipos que habían existido desde los albores de la historia: "Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta" (Génesis 4: 21, RV-1960).

Se recurrió a la música en muchos de los grandes acontecimientos de la historia de los hijos de Israel.

Celebraron con canto, pandero y danza su liberación cuando el ejército egipcio fue destruido en el mar Rojo: "Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas" (Éxodo 15: 20, RV-1960).

Se tocaron trompetas para indicar el momento de la milagrosa caída de los muros de Jericó: "Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad" (Josué 6: 16, RV-1960).

Cuando se trasladó el arca desde Quiriat-jearim hasta Jerusalén, en la orquesta de David tocaron por lo menos cinco diferentes clases de instrumentos: "Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos" (2 Samuel 6: 5, RV-1960).

En el templo de Salomón se estableció una complicada organización musical para los diversos servicios allí realizados.

Los Instrumentos musicales, como todos los objetos de uso diario, tienen una larga historia y en muchos detalles han cambiado su apariencia y forma. Algunos instrumentos antiguos no se usan más. Han sido reemplazados por otros. Hoy existe una variedad de instrumentos mayor que la de otros tiempos. Han cambiado también muchos nombres. Por ejemplo, en la RV Antigua aparecen en Génesis 4: 21 el "arpa" y el "órgano", cuando en verdad se trata de una especie de lira y de flauta.

Es difícil imaginarse cómo eran los panderos (Éxodo 15: 20), los salterios (Salmo 150: 3) o los tamborines (Génesis 31: 27).

En Palestina misma, se han encontrado muy pocas representaciones de instrumentos musicales de los tiempos del AT. El único instrumento palestino antiguo que existe hoy es el címbalo. En la excavación de Bet-semes se halló un par de címbalos o platillos. Otro par apareció en Tell Abu Hawam. En Bet-el se encontró el mango de un sistro. Pero en el material arqueológico hallado en Egipto y Mesopotamia se encuentran muchos elementos que ayudan a formar un cuadro bastante claro de cómo eran los instrumentos musicales hebreos.

Puesto que los egipcios, los asirios y los babilonios usaban instrumentos muy parecidos, es razonable suponer que los antiguos hebreos, que vivían entre las dos culturas, la del Nilo y la de Mesopotamia, tuvieran instrumentos musicales no muy diferentes de los de sus vecinos. Por lo tanto, algunas de las identificaciones a que se ha llegado en este estudio se basan en las evidencias provenientes de los países que han proporcionado un rico material pictórico, como también en el hallazgo de muchos instrumentos musicales que se han preservado en el antiguo Egipto gracias al clima seco de ese país.

Debe admitirse que, a pesar de la existencia de este rico material, todavía hay dudas en cuanto a algunos de los términos usados en la Biblia para describir los instrumentos musicales. Por eso en las traducciones modernas de la Biblia aparecen variantes y divergencias.

61.06. Otros elementos de la métrica de la poesía hebrea

Además de los factores de paralelismo y acento irregular de la poesía hebrea, son dignos de mención otros elementos del verso, tales como la estrofa, el estribillo, la estructura en forma de acróstico, la asonancia y la dicción vívida.

El poema como un todo a menudo está dividido en una serie de estrofas, para indicar un cambio de pensamiento dentro de una unidad mayor. A veces esas estrofas tienen una longitud igual o casi igual, como en los Salmos 1, 42, 43, 119. Es más común que su longitud sea desigual, análoga a los párrafos escritos en prosa.

La división en estrofas se indica a veces con un estribillo, como en los Salmos 42, 43, 46, 57, 67. Pocas veces este estribillo aumenta en longitud a medida que el poema continúa, como en los vers. 19, 25 y 27 de 2 Samuel 1, donde David se lamenta por Saúl y Jonatán, y crece el estribillo "¡Cómo han caído los valientes!" al ser repetido por segunda y tercera vez.

A veces, como en los Proverbios, un poema puede estar formado por estrofas organizadas individualmente y dispuestas simétricamente como las partes que componen una poesía (más o menos a la manera de un soneto), como por ejemplo, Proverbios 6: 6-11; ó 24: 30-34.

A veces el paralelismo introvertido se extiende a todo un poema. Las estrofas inicial y final del poema hacen las veces de una envoltura del tema central, como en el Salmo 8.

La estructura acróstica o alfabética, por la cual versos sucesivos o estrofas comienza con las letras del alfabeto hebreo en su orden correspondiente, aparece en varios poemas. Por ejemplo, Salmos 37, 119 y Proverbios 31: 10-31.

La asonancia, o correspondencia de sonidos vocálicos dentro de la línea, que es evidente en las traducciones de la Biblia, aparece en el texto hebreo de versículos tales como Isaías 5: 7, donde las palabras "juicio" y "opresión" y también "justicia" y clamor" tienen sonidos vocálicos similares:

"Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor"

Y en Isaías 17: 12, 13, el efecto onomatopéyico (adaptación del sonido a la expresión del sentido) es marcado pues da la impresión del tronar de las olas del océano que se rompen sobre la costa rocosa:

"¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino".

La vivacidad y la dicción concreta, características del idioma hebreo, se ponen de manifiesto en forma especial en la poesía.

Por ejemplo, se expresa desesperación completa mediante una sucesión de cuadros vívidos en Salmo 69: 1-3:

"Sálvame, oh Dios,
Porque las aguas han entrado hasta el alma.
Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie;
He venido a abismos de aguas, y la corriente me ha anegado.
Cansado estoy de llamar; mi garganta se ha enronquecido;
Han desfallecido mis ojos esperando a mi Dios."

La desgracia de verse abandonado por Dios se describe mediante numerosas imágenes concretas en Lamentaciones 3: 1-16:

"Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.
Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz;
Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.
Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;
Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.
Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.
Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas;
Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración;
Cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos.
Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos;
Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado.
Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta.
Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba.
Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días;
Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.
Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza
".

Ciertamente, en la poesía de los hebreos la belleza del pensamiento y de la forma se combinan en una unión perfecta. La luz de la vida refulge desde una hermosa lámpara. La joya de la verdad reluce en un cofre resplandeciente.

Adoremos al Señor en la hermosura de su santidad.

61.05. Elementos de la métrica de la poesía hebrea - Acento

Otro elemento de la métrica hebrea, que también se encuentra en las literaturas egipcia, asirio-babilónica y Cananea, es el acento o énfasis que se repite. Sin embargo, cuando se dice que el acento o énfasis es una característica de la estructura del verso hebreo, no quiere decir que el acento aparece regularmente en la línea y que hay una distribución regular de sílabas acentuadas y no acentuadas en ella, como en el verso castellano corriente. Más bien el acento aparece un número dado de veces en la línea, sin importar el número de sílabas. La línea típica de la poesía lírica hebrea se divide en dos partes, con dos sílabas acentuadas en cada mitad.

En la poesía elegíaca y en otras poesías muy emotivas, la línea típica tiene tres acentos en la primera mitad y dos en la segunda. Esto se llama ritmo de qinah. Su efecto es el de un crescendo de tres acentos seguido por un decrescendo más corto de dos acentos. Hay una ilustración adecuada de este ritmo en el texto hebreo de Amós 5: 2:

"Cayó la virgen de, Israel, y no podra levantarse ya más;
fue dejada sobre su tierra, no hay quien la levante".

En la poesía épica, didactica y litúrgica la línea típica tiende a contar con tres sílabas acentuadas en cada mitad. Las líneas más largas que éstas admiten más acentos, con varias combinaciones posibles; pero en ninguna de esas estructuras hay relación entre las sílabas acentuadas y el número de sílabas átonas presentes entre los acentos. Es una lástima que la acentuación del verso hebreo no se advierta en la traducción. Más aún, muchas preguntas que tienen que ver con este elemento de su prosodia todavía no han encontrado respuesta.
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